El de "tripulación completa" está convirtiéndose en un término difícil de definir en el mundillo de los Grand Prix de alta competición. En la categoría Ultim (trimaranes de regata de 32 m), una tripulación completa podría estar compuesta de apenas seis miembros, mientras que en un IMOCA 60 podría ser de tan solo cuatro.
No obstante, y a pesar de la enorme diferencia en tamaño físico entre estas dos categorías, el denominador común entre ellas es que las tripulaciones de ambas dependen enormemente del piloto automático para mantener el control de la embarcación a altísimas velocidades.
Mientras tanto, aunque estas bestias de altamar están a un mundo de distancia del regatista habitual, la penetración tecnológica en el mundo de las regatas más populares ha contribuido a la expansión de la navegación con tripulaciones reducidas y ha proporcionado a los aficionados las herramientas y la confianza necesarias para competir a un nivel verdaderamente impresionante.
Así, en el presente número preguntamos a algunos de aquellos que se mantienen en cubierta al tiempo que confían en sus pilotos automáticos para averiguar qué hacen para mantener el ritmo con sus sistemas.